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El viejo inversionista
Quién ganó en la telenovela de los aranceles
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Quién ganó en la telenovela de los aranceles

El bully hizo un berrinche y todos corrieron a cumplir lo que quería. Todos tranquilos hasta que haga otro berrinche.

Te ha pasado que tu jefe te trae entre ceja y ceja y te dice que no estás cumpliendo tus metas. Te va a poner un castigo, como no darte tu bono o no darle recursos a tu departamento, negarte un aumento o 😱 correrte.

Para saber si cumples tus metas, el jefe y tú deberían haberse puesto de acuerdo con los famosos KPI, que son las siglas en inglés de indicadores clave de desarrollo (Key Performance Indicator). ¿Estás cumpliendo con tus KPIs? No sé, que aumenten 10 por ciento el número de facturas procesadas en un día o que salgan 20 bolsas de tornillo más por hora o que las botellas estén limpias en dos minutos menos.

Ya sabes entonces cuáles son tus KPIs.

Trump, en su plan del grandote de la cuadra, le dijo al gobierno de México lo que tenía que hacer y si no que lo iba a castigar. Dijo que iba a poner aranceles, o sea impuestos a lo que le vendemos a Estados Unidos, a menos que México hiciera algo para combatir el narcotráfico y detener a los inmigrantes. Lo que no dejó claro fue cuáles serían los KPIs para determinar que nuestro gobierno estaba cumpliendo con la tarea.

¿La tarea? Esta no es una colaboración sobre política, sino sobre economía, pero sí me pregunto si el gobierno mexicano debía cumplir una tarea definida en Washington. A nosotros no nos convenían los aranceles, porque al venderle menos a Estados Unidos, podían perderse empleos aquí, así que había que hacerle caso al señor.

Total, que por más que el gobierno mexicano decía que sí estaba haciendo su tarea, Trump seguía diciendo que iba a imponer aranceles. En una llamada con Trump, la presidenta de México le dijo que pondrá a 10,000 miembros de la Guardia Nacional a vigilar la frontera sur de Estados Unidos. Por lo pronto Trump se calmó, pero como no hay KPIs claros, en cualquier momento hace otro berrinche y ahí vamos todos a cumplirle lo que quiera.

Lo más extraño de esta telenovela, porque sí parece telenovela, con malos que hacen gestos cuando amenazan y buenas con la cara lavada y colita de caballo, es que el castigo que había anunciado Trump era como ese berrinche de algunos niños que dicen que van a dejar de respirar hasta que les compren el juguete que quieren.

Poner aranceles a las importaciones de productos mexicanos también sería malo para los gringos: iba a provocar aumento de precios de alimentos y de carros y a desencadenar la inflación en Estados Unidos, y tenía a montones de economistas con los pelos de punta. El Wall Street Journal había dicho que si se aplicaban los aranceles iba a empezar la guerra comercial más tonta de la historia.

No se preocupen, amigos gringos. El gobierno mexicano ya consiguió que no tengan que pagar más por los productos de México.

Y muchos economistas estaban, estábamos, desempolvando los libros de comercio internacional para darle clases a Trump y decirle que eso de los aranceles era, como bien dijo el secretario de Economía de México, darse un balazo en el pie.

Entre los más espantados estaban los directores de las compañías fabricantes de autos, Ford y General Motors, cuyas oficinas centrales están en Dearborn y Detroit, respectivamente. Ambas en Michigan, no en el Estado de México o Guanajuato. O sea que los espantados eran compañías estadounidenses porque se iban a romper las cadenas productivas.

Tan solo General Motors exporta desde México más de 600,000 autos a Estados Unidos. No, mi General Motorstzin, no te preocupes, yo voy a hacer que puedas seguir exportando.

¿Por qué les molestan tanto a los economistas los aranceles?

Algunas personas, ciertamente no los economistas, creen que tener un déficit comercial es malo. No sé si Trump lo crea, pero se dirige a los que creen eso.

El déficit comercial es cuando importas más productos de los que exportas.

Y Estados Unidos lleva más de 40 años teniendo un déficit comercial con el resto del mundo. Y hasta ahora le ha ido bien. También importa más cosas de las que exporta a México.

¿Por qué le ha ido bien a Estados Unidos?

A ver. ¿Qué prefieres? ¿Tener guardados muchos billetes en un cajón o tener carne, frutas y verduras en tu refrigerador?

Vas a ir con unos amigos a pasar un fin de semana en Tapalpa. Tienes que escoger entre gastarte unos 2,000 pesos para ir con tu familia y el perro, pasear, comer rico, pagar casetas, comprar quesos y recuerdos o tener guardados esos 2,000 pesos para siempre.

Así con Estados Unidos. Resulta que sus habitantes pueden comprar muchas, muchas cosas del resto del mundo, en lugar de quedarse con sus dólares.

La idea de que es malo importar más cosas de las que exportas viene del siglo XVII, cuando los mercantilistas decían que los países debían concentrarse en tener más oro que los demás y por tanto no gastar sus recursos en comprarles a los otros lo que podrían producir ellos mismos. A los países colonialistas les encantaba esa teoría, por ejemplo, España estaba con que sus colonias no debían producir un montón de bienes para poder vendérselos ella y solo ella.

Pero vinieron los economistas clásicos, entre ellos Adam Smith, a explicar algo tan obvio que no solo de oro vive el hombre, sino que también había que comprarle a los otros lo que se necesita para comer y vestirse.

Luego David Ricardo explicó eso de que a los países les convenía concentrarse en producir aquello que les salía mejor.

Todo eso le pasó de noche a mucha gente y de ahí que ahora estemos hablando de un nuevo mercantilismo, que parece que le gusta a Donald Trump. Digo que parece que le gusta, porque como dice mi mamá, ningún loco traga lumbre.

Cuando Estados Unidos tiene déficit comercial, recibe mucho dinero del extranjero. Hay mucho capital foráneo que va a Estados Unidos y genera empleos, en empresas de alta tecnología. El déficit comercial termina pagándose con entradas de capital, que son buenas para que el país crezca.

En pocas palabras, a Estados Unidos le conviene tener un déficit comercial. Sus habitantes pueden comprar jitomates, lechugas, moras, fresas y coches mucho más baratos que si los produjeran ellos mismos.

Ya en el terreno de la especulación, a la mejor Trump cree que aumentar los impuestos a las importaciones le va a permitir recaudar más dinero, para que el gobierno lo destine a sus caprichos.

Como sea. Trump dijo que si el gobierno mexicano no hacía lo que él quería, Estados Unidos iba a dejar de respirar. El gobierno de México ya aceptó sus prioridades. Y lo más simpático es que lo que parece una concesión de Trump para México le conviene a Estados Unidos: no va a aplicar aranceles, por lo pronto y no va a hacer que las mercancías suban de precio para los consumidores estadounidenses. Vaya, el niño ya no se va a poner moradito.

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