La economía no va a crecer este año, porque nos faltan un montón de cosas. Escucha a Javier Guzmán Calafell, un economista que nos deja algo de esperanza.
Robert: lo escuché en la presentación del libro en la FIL en la que tú lo entrevistaste y no encontré de su parte ese "algo de esperanza" por ninguna parte. Si trato de resumir, dijo que las soluciones para que el Estado tenga más recursos serían: 1: aumentar el Iva (y que eso no sucedería ni de chiste) 2. Que los gobiernos estatales aumentaran el predial (que como es una medida antipopular como la del iva tampoco sucedería) y 3: que Pemex dejara de refinar crudo (que tampoco va a suceder). Por lo tanto no hay "luz al final del tunel", según lo que dijo este economista. Al final de la charla se le preguntó otra vez cuál sería entonces el camino y dijo: piensen bien en quién van a votar la próxima vez. Lo cual me hace pensar que el libro (que no he leído) es una más de las diatribas contra el gobierno anterior y éste que apenas lleva 100 días. No dudo que en la entrevista y que en algunos textos del libro haya más pistas de lo que se puede hacer, pero a mi de entrada, la presentación de su libro ya me desanimó para leerlo y escucharlo a él. Saludos
Si tú me recomendaras algo de Natanael Cano o de Christian Nodal, que no creo que lo vayas a hacer sin razón, pues pensaría que hay que escucharlos.
En cambio, me duele un poco que no le des crédito a mi carrera de 30 años como periodista, y creas que soy capaz de presentar y recomendar un libro que es solo una diatriba contra el gobierno.
Pero bueno, eso es el corazoncito de cada quien. Y la ofensa es como la belleza, que está en los ojos de quien la mira.
El libro México en la encrucijada no es una diatriba, ni habla de Claudia Sheinbaum. Se escribió antes del resultado de las elecciones presidenciales de 2024. Es un análisis serio de las posibilidades de la economía mexicana y de los temas urgentes que debemos atender.
El más sorprendente es que el país necesita un estado fuerte, y en eso está de acuerdo con lo que tantas veces ha dicho el gobierno.
El gobierno debe invertir en educación, en salud, en infraestructura, dice el libro. No sé si eso sea una diatriba para el gobierno de Morena, si eso es parte de su mensaje.
De todos modos, no es demasiado pronto 100 días para juzgar al gobierno de Sheinbaum. Ella misma ha dicho que tiene toda la intención de continuar la tarea de transformación que inició López Obrador. Además, para estas alturas, ya presentó el proyecto económico de 2025.
Lo que se dice en el libro es que tenemos un problema coyuntural, que es un déficit fiscal elevado como porcentaje del PIB, que hay que cubrir aumentando la recaudación y pidiendo dinero prestado.
Para aumentar la recaudación se necesita que crezca la economía y que haya mejoras en el cobro de impuestos. No que se le aprieten las tuercas a los mismos que están pagando, sino que se busque una recaudación realmente progresiva —que paguen más los que más tienen—. Y para que crezca la economía se necesita aumentar la inversión.
Y también se dice que tenemos un problema de largo plazo. Que nos falta inversión.
El gobierno puede ser un gran motor para la economía. Estados Unidos es un gran ejemplo de eso, con un gobierno que se pone a gastar en cosas muchísimo más descabelladas que un Tren Maya, ¿viajar a la Luna te suena? Y antes que eso, el New Deal, que por algo tiene su nombre en inglés, hizo que los gobiernos de todo el mundo se pusieran a gastar para estimular el crecimiento.
Algo de eso está haciendo este gobierno. Pero no es suficiente ni está tan bien orientado. Porque la dilapidación de recursos que significó el viaje a la Luna le dejó a Estados Unidos un conocimiento tecnológico para varias generaciones. Construir una refinería donde no hay petróleo ni puertos viables cerca y para que tenga pérdidas, ¿para qué servirá, además de la bienvenida creación temporal de empleos en Tabasco?
Y la inversión privada está tímida, porque por lo pronto el poder judicial está desmantelado y porque el gobierno quiere hacer muchas cosas que podrían hacer las empresas. No es que los jueces fueran los de Suiza, pero estamos apenas por ver cómo funciona un poder judicial totalmente nuevo y sujeto a los vaivenes de la voluntad “del pueblo”. La maldita iniciativa privada, como la describe La Jornada, no sabe si podrá resolver sus conflictos con el gobierno o entre particulares con facilidad.
Y el gobierno, particularmente a través del ejército, quiere hacer muchas cosas que podrían hacer las empresas. Del sector energético ni hablamos, porque ese nos lo escrituró el diablo, como dijo López Velarde, y ni modo, habrá que creer el dogma de fe que los buenos funcionarios y el sindicato petrolero siempre cuidarán más al pueblo y a sus recursos que los ambiciosos empresarios. Pero la construcción de vías de ferrocarril, el manejo de líneas aéreas y de trenes, ¿no podrían regularse por el libre mercado y con transparencia?
Ah, pero no se vale criticar lo que hace el gobierno, porque entonces nos sumamos a las diatribas que no hay siquiera que leer.
Yo digo que no hay que hacer el trabajo que ya están haciendo los algoritmos: que nos dejan acercarnos solo a lo que confirma nuestras creencias y nuestros prejuicios. ¿Cómo que decidimos no leer algo porque ya sabemos qué van a decir?
Hay mucho más en el libro: por ejemplo, cómo mejorar la participación de las mujeres en las actividades remuneradas, cómo disminuir la desigualdad, aumentar la productividad y el acceso a los créditos.
El mundo es mucho más ancho que los que están en contra y a favor del gobierno. La información no se divide entre los maleducados ultra reaccionarios Carlos Alazraki y Pedro Ferriz de Con, por un lado, y los propagandistas lamebotas Epigmenio Ibarra y Rafael Barajas, por el otro.
Anécdota personal. Yo trabajé con Alejandro Páez un tiempo en El Economista, lo suficiente para admirarlo por su inteligencia, su dedicación y su erudición. Todavía guardo con cariño el libro de León el africano porque él me lo recomendó. Ahora veo que está demasiado entregado a defender al gobierno y me da tristeza comprobar que gran parte de sus defensas son descalificar a los críticos. Aun así, sigo teniendo curiosidad y estoy dispuesto a escuchar muchos de sus argumentos.
Si un grupo de expertos encuentra que al gobierno le falta trabajo por hacer, eso no los convierte en diatribistas, si existe la palabra. El gobierno tiene que hacer su trabajo y no es un hijo mimado en una escuela, donde los profesores barco le regalan buenas calificaciones, no se vayan a enojar sus papás. Estaría bueno que se aceptara la crítica y que esa crítica viniera de ciudadanos informados e interesados.
Ahí está el mensaje de esperanza. Que los ciudadanos se informaran y fueran capaces de criticar y de exigirle hasta al gobierno por el que votaron.
Robert, veo que ampliaste considerablemente tu respuesta, no la había leído hasta ahora. Me queda mucho más claro y reconozco los puntos críticos que mencionas respecto de las posibilidades económicas a futuro para el país y la participación que en ello puede y debe tener el gobierno actual. No me niego a leer el libro que por lo que dices -y te creo- da muchas luces sobre los temas. Lo que quise decir antes es que el compilador me decepcionó en la presentación de la FIL. Entiendo que era una presentación muy limitada en tiempo y no se podía profundizar (así suelen ser las presentaciones de libros), pero lo que tú anunciaste el principio como presentador: una luz de esperanza para el futuro económico del país, no se apreció en sus palabras (aunque seguramente sí en los análisis de los diversos autores del libro) en las que al menos yo encontré una visión muy pesimista y negativa, nada esperanzadora. Me disculpo por la palabra “diatriba” que seguramente fue excesiva. En cualquier caso, me parece que la coyuntura actual (las amenazas del presidente de EU) le ponen un matiz diferente a las posibilidades futuras de nuestra economía. Aun es pronto para decir qué sigue al respecto, pero de seguro el escenario será distinto. Un abrazo
Querido Robert: tan le doy crédito a tu carrera y tu criterio que fui a la presentación del libro . Insisto en que no le he leído y por lo tanto lo que escribí antes puede parecer caprichoso. Me refiero solamente a lo que escuché de boca del compilador en esa presentación y que me pareció muy poco esperanzador. Yo estoy de acuerdo en que hay que tener un estado fuerte y que se debe invertir en los asuntos que tú mencionas (y que mencionan los autores de los textos del libro, por lo que dices), así que seguramente valdrá la pena que me quite la miopía y le eche un vistazo más cuidadoso a esos textos.
Robert: lo escuché en la presentación del libro en la FIL en la que tú lo entrevistaste y no encontré de su parte ese "algo de esperanza" por ninguna parte. Si trato de resumir, dijo que las soluciones para que el Estado tenga más recursos serían: 1: aumentar el Iva (y que eso no sucedería ni de chiste) 2. Que los gobiernos estatales aumentaran el predial (que como es una medida antipopular como la del iva tampoco sucedería) y 3: que Pemex dejara de refinar crudo (que tampoco va a suceder). Por lo tanto no hay "luz al final del tunel", según lo que dijo este economista. Al final de la charla se le preguntó otra vez cuál sería entonces el camino y dijo: piensen bien en quién van a votar la próxima vez. Lo cual me hace pensar que el libro (que no he leído) es una más de las diatribas contra el gobierno anterior y éste que apenas lleva 100 días. No dudo que en la entrevista y que en algunos textos del libro haya más pistas de lo que se puede hacer, pero a mi de entrada, la presentación de su libro ya me desanimó para leerlo y escucharlo a él. Saludos
El mundo es ancho y entretenido
Empiezo por el elefante en la sala.
Si tú me recomendaras algo de Natanael Cano o de Christian Nodal, que no creo que lo vayas a hacer sin razón, pues pensaría que hay que escucharlos.
En cambio, me duele un poco que no le des crédito a mi carrera de 30 años como periodista, y creas que soy capaz de presentar y recomendar un libro que es solo una diatriba contra el gobierno.
Pero bueno, eso es el corazoncito de cada quien. Y la ofensa es como la belleza, que está en los ojos de quien la mira.
El libro México en la encrucijada no es una diatriba, ni habla de Claudia Sheinbaum. Se escribió antes del resultado de las elecciones presidenciales de 2024. Es un análisis serio de las posibilidades de la economía mexicana y de los temas urgentes que debemos atender.
El más sorprendente es que el país necesita un estado fuerte, y en eso está de acuerdo con lo que tantas veces ha dicho el gobierno.
El gobierno debe invertir en educación, en salud, en infraestructura, dice el libro. No sé si eso sea una diatriba para el gobierno de Morena, si eso es parte de su mensaje.
De todos modos, no es demasiado pronto 100 días para juzgar al gobierno de Sheinbaum. Ella misma ha dicho que tiene toda la intención de continuar la tarea de transformación que inició López Obrador. Además, para estas alturas, ya presentó el proyecto económico de 2025.
Lo que se dice en el libro es que tenemos un problema coyuntural, que es un déficit fiscal elevado como porcentaje del PIB, que hay que cubrir aumentando la recaudación y pidiendo dinero prestado.
Para aumentar la recaudación se necesita que crezca la economía y que haya mejoras en el cobro de impuestos. No que se le aprieten las tuercas a los mismos que están pagando, sino que se busque una recaudación realmente progresiva —que paguen más los que más tienen—. Y para que crezca la economía se necesita aumentar la inversión.
Y también se dice que tenemos un problema de largo plazo. Que nos falta inversión.
El gobierno puede ser un gran motor para la economía. Estados Unidos es un gran ejemplo de eso, con un gobierno que se pone a gastar en cosas muchísimo más descabelladas que un Tren Maya, ¿viajar a la Luna te suena? Y antes que eso, el New Deal, que por algo tiene su nombre en inglés, hizo que los gobiernos de todo el mundo se pusieran a gastar para estimular el crecimiento.
Algo de eso está haciendo este gobierno. Pero no es suficiente ni está tan bien orientado. Porque la dilapidación de recursos que significó el viaje a la Luna le dejó a Estados Unidos un conocimiento tecnológico para varias generaciones. Construir una refinería donde no hay petróleo ni puertos viables cerca y para que tenga pérdidas, ¿para qué servirá, además de la bienvenida creación temporal de empleos en Tabasco?
Y la inversión privada está tímida, porque por lo pronto el poder judicial está desmantelado y porque el gobierno quiere hacer muchas cosas que podrían hacer las empresas. No es que los jueces fueran los de Suiza, pero estamos apenas por ver cómo funciona un poder judicial totalmente nuevo y sujeto a los vaivenes de la voluntad “del pueblo”. La maldita iniciativa privada, como la describe La Jornada, no sabe si podrá resolver sus conflictos con el gobierno o entre particulares con facilidad.
Y el gobierno, particularmente a través del ejército, quiere hacer muchas cosas que podrían hacer las empresas. Del sector energético ni hablamos, porque ese nos lo escrituró el diablo, como dijo López Velarde, y ni modo, habrá que creer el dogma de fe que los buenos funcionarios y el sindicato petrolero siempre cuidarán más al pueblo y a sus recursos que los ambiciosos empresarios. Pero la construcción de vías de ferrocarril, el manejo de líneas aéreas y de trenes, ¿no podrían regularse por el libre mercado y con transparencia?
Ah, pero no se vale criticar lo que hace el gobierno, porque entonces nos sumamos a las diatribas que no hay siquiera que leer.
Yo digo que no hay que hacer el trabajo que ya están haciendo los algoritmos: que nos dejan acercarnos solo a lo que confirma nuestras creencias y nuestros prejuicios. ¿Cómo que decidimos no leer algo porque ya sabemos qué van a decir?
Hay mucho más en el libro: por ejemplo, cómo mejorar la participación de las mujeres en las actividades remuneradas, cómo disminuir la desigualdad, aumentar la productividad y el acceso a los créditos.
El mundo es mucho más ancho que los que están en contra y a favor del gobierno. La información no se divide entre los maleducados ultra reaccionarios Carlos Alazraki y Pedro Ferriz de Con, por un lado, y los propagandistas lamebotas Epigmenio Ibarra y Rafael Barajas, por el otro.
Anécdota personal. Yo trabajé con Alejandro Páez un tiempo en El Economista, lo suficiente para admirarlo por su inteligencia, su dedicación y su erudición. Todavía guardo con cariño el libro de León el africano porque él me lo recomendó. Ahora veo que está demasiado entregado a defender al gobierno y me da tristeza comprobar que gran parte de sus defensas son descalificar a los críticos. Aun así, sigo teniendo curiosidad y estoy dispuesto a escuchar muchos de sus argumentos.
Si un grupo de expertos encuentra que al gobierno le falta trabajo por hacer, eso no los convierte en diatribistas, si existe la palabra. El gobierno tiene que hacer su trabajo y no es un hijo mimado en una escuela, donde los profesores barco le regalan buenas calificaciones, no se vayan a enojar sus papás. Estaría bueno que se aceptara la crítica y que esa crítica viniera de ciudadanos informados e interesados.
Ahí está el mensaje de esperanza. Que los ciudadanos se informaran y fueran capaces de criticar y de exigirle hasta al gobierno por el que votaron.
Robert, veo que ampliaste considerablemente tu respuesta, no la había leído hasta ahora. Me queda mucho más claro y reconozco los puntos críticos que mencionas respecto de las posibilidades económicas a futuro para el país y la participación que en ello puede y debe tener el gobierno actual. No me niego a leer el libro que por lo que dices -y te creo- da muchas luces sobre los temas. Lo que quise decir antes es que el compilador me decepcionó en la presentación de la FIL. Entiendo que era una presentación muy limitada en tiempo y no se podía profundizar (así suelen ser las presentaciones de libros), pero lo que tú anunciaste el principio como presentador: una luz de esperanza para el futuro económico del país, no se apreció en sus palabras (aunque seguramente sí en los análisis de los diversos autores del libro) en las que al menos yo encontré una visión muy pesimista y negativa, nada esperanzadora. Me disculpo por la palabra “diatriba” que seguramente fue excesiva. En cualquier caso, me parece que la coyuntura actual (las amenazas del presidente de EU) le ponen un matiz diferente a las posibilidades futuras de nuestra economía. Aun es pronto para decir qué sigue al respecto, pero de seguro el escenario será distinto. Un abrazo
Querido Robert: tan le doy crédito a tu carrera y tu criterio que fui a la presentación del libro . Insisto en que no le he leído y por lo tanto lo que escribí antes puede parecer caprichoso. Me refiero solamente a lo que escuché de boca del compilador en esa presentación y que me pareció muy poco esperanzador. Yo estoy de acuerdo en que hay que tener un estado fuerte y que se debe invertir en los asuntos que tú mencionas (y que mencionan los autores de los textos del libro, por lo que dices), así que seguramente valdrá la pena que me quite la miopía y le eche un vistazo más cuidadoso a esos textos.