Cuando querías presumir tus ganancias y te salen con una crisis en Wall Street
Me creía un montón con mis acciones de Nvidia y que se van para abajo. ¿Ahora qué hago?
Te lo presumí cuando acababa de comprar las acciones de Nvidia, que era la súper estrella de las acciones.
Durante 2024, quien hubiera invertido en la empresa, habría visto que su dinero se multiplicaba por 1.8. Y podía presumirle a todos los que están bien orgullosos de que en el banco, si bien les va, el dinero se multiplicó por algo así como 0.05.
También te dije que no estaba padre andar comprando acciones de las empresas de moda. Porque si están de moda, es porque ya están choteadas y a la mejor ya no van a subir más.
(Si prefieres, aquí está la versión en audio, que envié como colaboración para el programa de Sonia Serrano en NTR Guadalajara)
Por ahí tenía un pendiente: las acciones de Nvidia estaban sube y sube porque es la principal proveedora de semiconductores o chips para la inteligencia artificial. Ni siquiera entiendo cómo funcione eso, pero ya te digo que todos estaban muy entusiasmados.

El changuito que tengo en el cerebro estaba dando lata con todas sus dudas. ¿Qué tal que esto de la inteligencia artificial sea como la burbuja de internet en el año 2000? Resulta que cuando empezó todo esto del punto com, salieron un montón de compañías que prácticamente hacían nada y que vendieron sus acciones a miles o millones de dólares.
A ti te parecerá historia remota, pero yo la vi de primera mano. Todos estaban bien contentos sacando empresas e inventando cosas en Internet. Que páginas para hacer reservaciones de hoteles, que compañías que vendían libros y los entregaban a domicilio, que páginas para atender a las mascotas, que sitios en donde podías platicar con gente sobre tus cosas.
Muchas de ellas gastaron millones de dólares para producir… nada. Entonces llegó el fin de la burbuja del punto com y se desinflaron un montón de compañías. Hay una historia que ahora le da risa a mucha gente, la de Time Warner que se fusionó con una empresa que se llamaba America On Line, que regalaba CD, ¡Cedés! Para que te conectaras a internet y tuvieras un correo electrónico de aol.com. Se creían los reyes del planeta con todo el dinero que iban a hacer. Le metieron millones y millones y no hicieron dinero.
La fusión se calculó en 350,000 millones de dólares, algo así como el producto interno bruto de Colombia. Los dueños se imaginaban que iban a rastrillar el dinero, sobre todo del que vendría de la publicidad cuando la verdad era que los cuates de AOL estaban inflando las cifras de ganancias.
Bueno, mi changuito estaba con que, ¿qué tal que todo esto de la inteligencia artificial sea una burbuja? Que unas empresas resulten buenas y otras sean puro cuento y entonces empiece una desbandada y todo mundo venda sus acciones de Nvidia y yo me quede sin ganancias.
Eso y que: una de las maravillas del capitalismo es que cuando algo no funciona, pues lo tira. Eso le desesperaba a Marx y a Engels, pero así es como han avanzado las invenciones. Puede ser que alguien encuentre una manera de hacer mejor las cosas y entonces todo lo anterior se convierta en una pieza de museo. Como los CD, que te sugiero le preguntes a tu abuelo qué eran, o los cassettes, los video cassettes y los 8 Tracks.
A eso se le llama disrupción. Que alguien venga y te coma el mandado porque aunque tú seas el líder hace las cosas mejor que tú. Mi changuito sabio estaba con que eso iba a suceder.
Mis acciones de Nvidia llegaron a subir de valor 14 por ciento en un mes y yo le mandaba mensajes de WhatsApp a mis amigos, de que ya gané 14 por ciento y mi changuito seguía con su cantaleta de que la burbuja, que la disrupción, que las ilusiones y qué hubiera sido si antes te hubiera conocido.
Ya sabes qué pasó. Una empresa china, DeepSeek, salió con que podía hacer lo que algunos gigantes de Estados Unidos, pero con la décima parte de la inversión. Los gringos no querían compartir su tecnología con los chinos, así que pusieron leyes que solo permitían venderles chips chafas y no los más avanzados. Ah, pues los de DeepSeek aceptaron el reto y se pusieron a hacer su inteligencia artificial con esos chips chafas.
Entonces que se cayó el valor de las acciones de un montón de empresas gringas relacionadas con la inteligencia artificial, entre ellas las que yo compré de Nvidia. Esas bajaron 17 por ciento tan solo el lunes 27 de enero de 2025. Mucha gente dijo: esto ya se acabó, yo agarro mis ganancias y me salgo antes de que se devalúen más los títulos.
Fue un lunes de terror para el precio de muchas acciones. Pero los valientes no vendimos. Porque nos quedamos pasmados o porque dijimos pues ya qué. En unos cuantos días, las acciones de Nvidia se recuperaron un poquito, en gran parte porque muchas empresas de inteligencia artificial de Estados Unidos dijeron que iban a seguir por su propio camino, y que todavía veían que sus productos tendrían éxito.
¿Vieron que el changuito tenía razón en estar de intenso? Mis inversiones ya no se ven tan bonitas como en diciembre, pero no están como para ponerse a llorar. Esto todavía no es como la burbuja de internet, hay campo para que se restablezca el valor de las acciones y otras que yo tengo, como las de Walmart EU, han subido 20 por ciento desde que las compré, ahorita mismo le mando un WhatsApp a mi amigo.
Ah, no, porque a ver, ¿qué aprendimos con todo esto? Que el valor de las acciones no sube para siempre, que hay que fijarse en qué tan buenas perspectivas de crecimiento tiene cada compañía en la que vas a invertir, que hay que hacer la tarea.
Y ahora el changuito está dando lata con que debería invertir más en deuda y no solo en acciones, porque como dice Bob Dylan, los tiempos están cambiando. Esto no termina.