Cuando te dejas llevar por la moda al invertir
Lo confieso: compré una de las acciones que están de moda y que sube y sube.
A ver, en esto de comprar acciones tienes un problema que se genera en tu cabeza. Crees que tienes información y te da por invertir en las empresas que conoces, porque te suenan familiares.
Es un tema emocional. Es como cuando pasas por una pastelería en donde tu mamá compraba los pasteles para las fiestas. Pasarán más de mil años, muchos más y tú seguirás con esa canción antiquísima y añorando los pasteles. True story, yo me emociono cada vez que doy la vuelta después de Plaza del Sol, esperando encontrarme la tienda original de Hopkins.
Bueno, así con la compra de acciones. Queremos comprar lo que nos es familiar. Que si las acciones de Starbucks (en México, la franquicia la tiene Alsea), que si las de Nike o las de Bimbo.
Se supone que para comprar acciones tienes que saber cómo le va a la empresa. Ay, ajá, te vas a poner a revisar las cuentas de Starbucks, que si se esperan mayores ganancias porque encontraron una manera de reducir dos segundos el tiempo para preparar los frapuccinos altos con crema batida al final de la barra para Roberto. O si no les va a ir tan bien, porque subió el precio de la leche deslactosada.
Bueno, ya me clavé, porque de todos modos nos da flojera ponernos a estudiar todo eso y por tanto decidimos por lo conocido o por lo que sale en el periódico.
Y aquí es cuando entra la moda. Resulta que todo 2024 ha estado de moda Nvidia, una empresa que produce semiconductores que se utilizan en la inteligencia artificial. ¿Te suena que es buen negocio? Claro. Y a muchos más les ha sonado eso mismo.
En octubre, en uno de los muchos días con malas noticias para la economía mexicana, mi esposa le contó a un amigo mutuo que estaba asustada y que quería invertir en algo para proteger el valor de su dinero. El amigo, José Manuel Valiñas, que sí le sabe (fue editor de El nuevo inversionista), le dijo que lo más fácil era comprar Nvidia.
Sí le sabe, porque el amigo considera que la inteligencia artificial y la industria de semiconductores seguirá creciendo.
Fíjate, entre el 2 de enero y el 14 de octubre de 2024, el precio de las acciones de Nvidia aumentó 176 por ciento. ¿Qué valor se duplica en menos de un año?
Y la acción siguió de moda. A finales de octubre del mismo año, Nvidia se convirtió en la empresa más valiosa del mercado de Estados Unidos, por arriba de Apple.
Si tú hubieras comprado acciones de Nvidia en 2016 tu inversión habría crecido 18,577 por ciento. Ni modo, ya no lo hiciste y hasta yo sé que eso no va a volver a pasar.
Total, que ahí vamos mi esposa y yo a comprar acciones de Nvidia, a pesar de que están de moda. Porque si están de moda, quiere decir que están demasiado caras.
Hay una famosísima explicación de la Bolsa hecha por Keynes. Él dice que es como un concurso de belleza, en la que tú apuestas no por la chica que te parece más bella, sino por la que crees que va a ganar los votos de la mayoría. Así escoges acciones, como la de Nvidia, pensando que la mayoría va a seguir comprándola, esperando que su valor crezca.
Aquí también se espera que esto de la inteligencia artificial siga creciendo. Y que Nvidia produzca semiconductores con capacidades que no esperamos entender. Si te parece muy complicado estar calculando el efecto del costo de la crema batida en las ganancias de Starbucks, espérate a tener que analizar las posibilidades que la física cuántica abre para los chips del futuro.
Total, te cuento qué ha pasado. Corrimos a comprar acciones de Nvidia, como a 131 dólares cada una. En 20 días, en los que pasaron muchas cosas, como que Nvidia superó a Apple, su acción se incluyó en el índice de la Bolsa (y por tanto se hizo más notable todavía) y se supo el resultado de las elecciones de Estados Unidos, las acciones subieron a 148 dólares, un aumento nada malo de 3 por ciento, y de 16 por ciento en pesos. ¡En 20 días!
Con todo el respeto para mi amigo y para nuestra decisión de comprar, esto fue una nueva versión de la conocida historia El burro que escogió la acción. Ya veremos qué más sigue.
Ojo: no me sigas, que ni yo sé a dónde voy. Porque si tomas esto como consejo, vas a terminar comprando pasteles Hopkins (que ahora están en la Colonia Americana), que a mí me traen fabulosos recuerdos, pero a la mejor a ti ni te gustan.