México es una señora aburrida
Está difícil encontrar algo interesante para invertir en México y se va a poner peor, porque el gobierno está enamorado de Pemex, no sabe de dónde más sacar dinero y no mejora el estado de derecho.
A mí me sonó feo cuando se lo escuché a un ex secretario de Hacienda: que México es una señora aburrida. Se me hizo fea la comparación, porque suena algo misógino. Pero también algo real, porque también podía imaginarme a alguna de las mamás que aparecen en las novelas de Jane Austen, aburridas hasta la perdición.
Esa frase la dijo hace ya un rato. México ya tenía algunos años con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y había pasado por la crisis financiera de 1995, dos momentos que lo pusieron en el centro de la atención. ¿Aburrido? Nada de eso.
Pero luego, dejamos de dar espectáculos internacionales. Nos portábamos bien, o sea que no gastábamos mucho más de lo que ganábamos. Nada que ver con los últimos años de Salinas en que hubo muchos préstamos a lo loco, para proyectos irreales, muchos de ellos autopréstamos que se hacían los ricos utilizándonos a los mexicanos como avales. Esa locura, como ya se sabe, la terminamos pagando entre todos.
Y aquí vas a entender por qué ese ex secretario decía que México era una señora aburrida: porque mantenía disciplina fiscal, pero no tenía nuevas ideas para generar crecimiento. Su mayor locura era comerse unos polvoroncitos de más en el té de la tarde de vez en cuando.
No había apuestas para nada nuevo. Ni algo que cambiara tan radicalmente las cosas como lo hizo el tratado comercial con Estados Unidos y Canadá, ni una empresa interesante o un desarrollo tecnológico.
A medida que se iba acabando el petróleo, no se desarrolló nada en el país que pudiera sustituirlo como fuente de ingresos para el gobierno. Si acaso, en los últimos 30 años crecieron el turismo, las remesas que envían los paisanos en Estados Unidos y las exportaciones de autos.
De tan aburridos, nos pasamos años creciendo poquito. En los últimos 18, el crecimiento ha sido de 1% anual o menos.
Si el crecimiento es tan mediocre, ¿cómo es que la avenida Mazarik en la ciudad de México, Midtown en Guadalajara o la Del Valle en Monterrey parecen extensiones de Beverly Hills? Pues porque la riqueza se concentró tanto, aun en los tiempos de la supuesta izquierda, que dio para abrir una tienda de Balenciaga de dos pisos (con bolsas de 60,000 pesos) en la tacaña Guadalajara.
Me vas a decir que en el sexenio que acaba de terminar pasaron cosas nuevas. Pues no, el gobierno gastó poco y en muchas áreas con tacañez, o sea que mantuvo la disciplina fiscal por cinco años y en el último se soltó el chongo.
Quienes manejan la economía de un país tienen que lograr que se den tres cosas:
Crecer, repartir y conservar.
Pues no crecimos. El promedio anual de crecimiento del PIB fue de 0.8%.
No repartimos. La desigualdad en México es una de las mayores del mundo. Si la desigualdad fuera un incendio en un edificio, las pensiones serían el agua de una cubeta.
Y no conservamos. Le dimos preferencia a los combustibles fósiles y a una CFE ineficiente. No se hicieron ajustes para usar bien el agua. Hubo un golpe de mesa para cancelar una cervecera y la promesa (imposible de cumplir) de traer agua del Usumacinta al centro del país.
La señora aburrida mantiene la disciplina en el gasto porque su ingreso no crece.
Estaría padrísimo que el gobierno gastara más en pensiones para adultos mayores, más en educación y más en salud. Pero no puede, porque no sabe cómo hacer que el país genere más ingresos para de ahí cobrar impuestos. Entonces gasta menos en educación y en salud, un poquito en adultos mayores, y destina los recursos a lo que cree que le va a dar réditos alguna vez: el petróleo.*
El petróleo ya no genera ingresos para el gobierno y se ha convertido en un barril sin fondo, que pide y pide préstamos.
Vivimos esperando que se le quite lo aburrido al manejo de la economía mexicana. Que dejen de usar las mismas fórmulas del siglo pasado y promuevan inversiones, busquen más igualdad y con maneras más amables con el ambiente.
Por ahí hay un poco de luz, porque el nuevo gobierno ya prometió un plan nacional de energía y que se va a poner a revisar las concesiones del agua. Ojalá que eso le quite lo aburrido a la larga inercia que llevamos.
Ya si hacemos una cadena de oración, igual logramos que el gobierno encuentre la manera de mejorar la recaudación sin clavarse en los mismos contribuyentes y de distribuir la riqueza, sin concentrarlo todo en las empresas del ejército.
Mientras tanto, es tan aburrido México sin proyectos interesantes en donde invertir, que habrá que buscar oportunidades con mucha calma:
Revisar lo que sí tiene posibilidades de crecer en México. Alguien entenderá de bienes raíces y encontrará ahí algunos buenos prospectos, sobre todo si se considera que México todavía es atractivo para los nómadas digitales y para el turismo extranjero.
Los muy osados le apostarán a que se dará el nearshoring, o sea que vendrán empresas extranjeras a producir en México porque está cerca de Estados Unidos. Habrá que cruzar los dedos para que el plan de energía resulte atractivo y para que mejore el estado de derecho (Aunque ver a la presidenta haciendo consultas a mano alzada entre sus fieles no da muchas esperanzas)
Encontrar en otros mercados. ¿Te digo algo? Eso siempre debe hacerse, no puedes invertir solo en un país. Hay que diversificarse.
Y guardar el dinero en Cetes, que todavía pagan por arriba de 10%. Cuando compras Cetes le prestas dinero al gobierno, que lo necesita con urgencia, porque no ha encontrado mejores formas de recaudar. Es muy confiable… aunque si sigue creciendo la deuda podría dar algunos sustos.
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*Eso de que cree que invertir en petróleo le va a dar réditos es por concederle algo de buena voluntad. En realidad, gasta en refinerías, trenes y aerolíneas subsidiados porque de esa manera no tiene que rendir cuentas. Pero eso ya lo habías notado. Se le está dando al ejército la posibilidad de obtener ingresos aun si los proyectos que maneja no generan ganancias ni beneficios para la sociedad.