Deshazte de tus papás
Bueno, no exageres, pero sí llega un momento en que tienes que tomar el lugar de tus papás aunque no quieras. Por eso te dejo esta sabiduría griega clásica.

Imagínate este reto. Pero no te vayas a asustar, porque está fuerte. Tienes que matar a tu mamá, porque así lo manda la justicia.
¿Qué tal? A la mejor vas a decir que así se las gastaban los griegos con sus tragedias, que no se ven ni en las telenovelas de Televisa. Pero tenían un punto. Algo y mucho más hay de eso en la realidad.
Por eso a los psicoanalistas les encanta leer a los clásicos griegos. Una de las historias que les gusta es la de Orestes, que tiene que tomar el poder de la familia.
“Estas cosas no ocurrieron jamás, pero son siempre”
Salustio, citado por Roberto Calasso.
¿Qué crees? Dicen que a ti también te puede pasar. Que tienes que darle un golpe de estado a tus papás, ¡por su propio bien! Puede ser que ya no puedan manejar su dinero, que estén confundidos, que no puedan caminar y entonces les tienes que organizar la casa de otra manera. Se trata de tomar el poder, no de ser literal en eso de deshacerse de la mamá o el papá ¿eh?
Esta historia del señor que tiene que matar a su mamá está un poco enredada, pero ahí te va.
Orestes debe matar a su mamá.
¿Debe? Sí, es que fíjate que la mamá, Clitemnestra, mató a su esposo y papá de Orestes, Agamennón, en cuanto éste regresó a su pueblo, triunfante de la guerra de Troya.
Con la muerte de Agamennón, Egisto, el amante de Clitemnestra, se hizo rey de Argos y se convirtió en un tirano aborrecido por su pueblo. Al pueblo, además, le cae gordo porque dejó que Clitemnestra matara a Agamenon en lugar de, cuando menos, hacerlo él.
Clitemnestra se la pasa diciendo mentiras en la tragedia escrita por Esquilo. Dice que Agamenon mató a la hija de ambos, Ifigenia. Luego descubriremos que Ifigenia se salvó de la muerte al estilo Blanca Nieves (alguien mató a un venadito en lugar de matarla a ella).
Total que Egisto y Clitemnestra se quedan como los reyes de Argos.
Y entre los dos esclavizan a Electra, también hija de Agamenon y Clitemnestra.
Ahora sí, entra en escena Orestes, que es el héroe de esta historia.
Resulta que Orestes se salvó de la crueldad de su madre, porque alguien lo rescató y se lo llevó a otra ciudad.
Orestes andaba muy feliz, sin ninguna responsabilidad, cantando Hakuna matata, como el Rey León, hasta que más o menos a sus 18 años, le llega la noticia de que Clitemnestra mató a Agamennón.
El dios Apolo le pide a Orestes que vengue la muerte de su padre, y que mate a Clitemnestra y a Egisto.
Cuando Orestes llega a Argos, Electra no lo reconoce.
Orestes ve que Electra sufre más que Adela Noriega en las repeticiones de El privilegio de amar.
En la versión de Jean-Paul Sartre, Electra se queja de que, siendo una princesa, su mamá la tiene fregando platos, trapeando pisos y lavando ropa. O sea, la trae como a la Cenicienta. Y que su madre la obliga a besarla en las noches.
Ah, porque Sartre tiene una versión de la tragedia de Orestes, en su obra de teatro Las moscas.
Electra por fin reconoce a Orestes y le suplica que haga justicia y se deshaga de la madre.
¿Vas a leer la tragedia de Esquilo? Está muy fácil de encontrar, no tienes pretextos. La puedes hallar en la editorial Porrúa, en la colección Sepan cuantos y en muchas otras editoriales, incluso en libro electrónico.
Las moscas de Sartre está un poco más difícil de conseguir. No hay ediciones nuevas, como que la gente ya no se acuerda del Premio Nobel de Literatura de 1964. Tendrás que buscar en google y bajar un pdf.
Bueno, acuérdate que aquí te echamos a perder el final de las historias.
Total que Orestes se enfrenta a su mamá. Cuando está a punto de matarla, ella le muestra el pecho y le pide piedad porque lo amamantó.
Después de matar a Clitemnestra, a Orestes lo persiguen las erinias o las furias, que son unos seres bien feos que se encargan de castigar a quienes cometen algún acto fuera de serie. Son los remordimientos.
“Orestes con la daga en la mano. Clitemnestra se alza el ropaje para mostrarle el pecho.
CLIT — ¡Contente, hijo…, respeta, niño, este seno que aun dormido seguías apretando con tus labios…!”
Esquilo. Trilogía de Orestes.
En Sartre, las erinias o las furias son las moscas del título: Son la culpa, que los dioses y los reyes inventaron para tener sometido al pueblo.
Para que ya no le den lata las erinias o las furias, Orestes lleva su caso a una Corte, que lo absuelve, porque considera que el acto era necesario. En el caso de Sartre, Orestes simplemente no juega al juego de la culpa y se libra de las moscas.
JÚPITER: “El secreto doloroso de los dioses y de los reyes: que los hombres son libres. Son libres, Egisto. Tú lo sabes, y ellos no.”
Jean Paul Sartre. Las moscas.
Mientras más te metes en esta historia de Orestes más aristas le vas a encontrar.
Luego Orestes se encuentra con su hermana Ifigenia, pero esa ya será otra historia, que puedes seguir en Ifigenia cruel, de Alfonso Reyes.
En fin, todas esas reflexiones de los griegos te pueden ayudar a entender un poco más los cambios de poder dentro de la familia.
Que conste, no hay que ser tan literales. Las películas y las series ya no tienen ese humor negro. O son True Crime y te cuentan crímenes horribles o son series que no tienen sentido del humor, no vaya a ser que lastimen alguna sensibilidad. De aquellos tiempos pasados, te dejo el trailer de esta película viejísima de Danny de Vito.